Cuando se aproxima el invierno y los combustibles no dejan de subir su precio, es aconsejable tener en cuenta algunas indicaciones que pueden ayudarnos a ahorrar algo de dinero o al menos permitirnos una mayor confortabilidad al interior de nuestros hogares.
Primero debemos entender que pasa con la temperatura. Normalmente hablamos de frío y calor como dos cosas que pueden ser producidas, pero en realidad son solo dos expresiones de un mismo fenómeno; la presencia o ausencia de calor, de aquí que en verano, cuando entramos a una casa con mala aislación térmica, seguramente no aguantaremos el calor, que a través de los materiales con los que fue construida se colará al interior y es muy probable que el exterior sea más agradable. En invierno, el sol que es la fuente primigenia de calor lanza sus rayos desde una posición cada vez más al sur en el hemisfério norte, por lo que llegan de manera tangencial y el efecto es que calientan muy poco, por esta razón necesitamos generar calor adicional en nuestra casa o lugar de trabajo para sentirnos confortables y es aquí donde tener algún conocimiento del medio nos puede ayudar a mejorar nuestra vivienda.
Todos los materiales en mayor o menor medida son conductores del calor y existen estudios con largas clasificaciones, pero aquí se trata de entender el fenómeno de manera sencilla, por lo que trataremos de acudir a nuestra propia experiencia ayudándonos con algunas líneas generales. Si pensamos en cuanto se demoran en calentarse las cosas podremos tener una clasificación rudimentaria en buenos y malos conductores del calor, es así que un metal es un excelente conductor y por lo mismo si queremos usarlo como material de aislación nos dará pésimos resultados, ya que el calor generado para calentar nuestro ambiente necesitamos mantenerlo en el interior, así que para lograr una buena aislación requerimos malos conductores. Por esto, cuando los materiales con los que está construida nuestra vivienda no permiten una buena aislación, lo que podemos hacer es cubrir las paredes con otro material que mejore esta protección.
Otro elemento a tener en cuenta son las rendijas, ya que por ellas se escapa una gran cantidad de calor, especialmente en puertas y ventanas, las que podemos cerrar con productos comerciales o simplemente enrollando tiras de periódico, las que introducimos en las juntas. Para las rendijas que quedan bajo las puertas es aconsejable colocar un tapete muy peludo y las cortinas es conveniente que sean gruesas y sobrepasen al menos medio metro por debajo de las ventanas. Por último, en los días soleados es conveniente dejar pasar la mayor cantidad de rayos solares al interior a través de las ventanas que ojalá fueran de panel térmico o al menos de vidrios dobles.